La Justicia Española nos escandaliza a todos...
Sí. Si. Los españoles estamos escandalizados con nuestra Justicia y ello lo plasmamos en las encuestas que se hacen, dónde la Institución se queda en un manifiesto rechazo ciudadano; pero, sobre todo, es en la calle dónde continuamente se oyen cosas relacionadas con la Justicia… ¡No hay justicia!.

¡Claro! Si el propio Presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, nos dice que “la ley está pensada para el robagallinas y no para el gran defraudador ni los casos de tanta corrupción”, apaga y vámonos.
Y sucede que los ciudadanos nos vamos desayunando cada día con noticias de esta guisa:
No es de recibo que los “Pujol y compañía” sigan libres, moviendo los millones y destruyendo pruebas, cuando pesa sobre ellos un (presunto) delito múltiple de cantidades archimillonarias, sustraídas (presuntamente) de las arcas públicas y ningún juez se atreva a meter a nadie en el trullo; antes bien, se queja y le reprocha la juez(a) de Barcelona que investiga al ex presidente Jordi Pujol de su falta de cooperación para aclarar el origen de la fortuna que evadió durante 34 años. ¡Normal!. Métale en la cárcel y ya verá como colabora y si no hay sitio en la misma, saque a cualquier robagallinas. ¿O nos van a venir de Andorra o Liechtenstein a desnudar al personaje? Y ahora se registra a Oleguer, cuando es previsible que tenga a buen recaudo cualquier documento comprometido y, por supuesto, el dinero.
En este caso de Cataluña, enrevesado dónde los haya, el propio Lesmes aseguró que la Justicia "va a actuar si no se respeta la ley en Cataluña y fuera de Cataluña…[…] La Justicia está para restaurar el orden jurídico y, por lo tanto, si se vulnera el orden jurídico la Justicia debe actuar". ¿Qué les parece?.
¿O habrá que esperar a que cometan un delito menor, robar una gallina, por ejemplo, como le sucedió al bueno de Al Capone?
El “Caso Faisán” fue la mayor tropelía que se haya hecho por parte de las “cloacas” del Estado para ayudar a ETA; sí, si, ayudar para evitar la detención de etarras y en el tema es seguro que estaban implicados políticos de alto porte y, ahora, cómo van a pagar dos incautos -¿Incautos, he dicho?- que no quieren delatar a sus “superiores”, la Justicia y quizás también la política va a dejar el tema en agua de borrajas.
¿Ante un delito flagrante, como un asesinato en plena calle, deben actuar los Cuerpos de Seguridad y los Jueces?... Porque hechos flagrantes se están produciendo todos los días, como hacen los catalanes cuando se pasan las Leyes, incluida la Constitución, así como las decisiones de los altos tribunales, por el “arco de triunfo” y no pasa nada… ¿Recuerdan aquél “Vds. tienen un problema, que se llama 3 %?. Pues no sucedió nada, nadie investigó nada y los ciudadanos nos quedamos absortos y además nos están mareando la perdiz con su pretendida independencia y la búsqueda de más dineros de la caja de todos, en un claro chantaje permanente al Estado y ¡Ya está bien!. Quizás debamos ponernos de una vez colorados y no estar permanentemente amarillos, con las cantinelas cotidianas.
¿Recuerdan al diputado socialista Juan Pedro Hernández Moltó insultando al Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, a quién espetó aquello de ¡Míreme a la cara!?. Pues él ha hecho la gran chapuza de la Caja de Castilla La Mancha, incluida la financiación del aeropuerto faraónico dónde actualmente ya salen las bardas pero no aterrizan aeronaves, y el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) le ha intentado cubrir la espalda, cargando con la pesada mochila a Caja Asturias, para diluir la responsabilidad del correligionario, y encima hemos acabado pagando las consecuencias los cántabros de Caja Cantabria. ¡Tiene bemoles la cosa!
Lo de las Tarjetas negras (“black card”, ¡que finolis queda en idioma de Shakespeare!), es un escándalo zafio que debe ser aclarado pronto y enviar a los abusadores a las tinieblas más escabrosas. Pero muchos ciudadanos están con la mosca tras de la oreja y piensan que estos mismos procedimientos se hayan podido usar en otras Cajas, desde que a mediados de la década de los años ochenta del siglo pasado, el Gobierno de Felipe González decidió meter a políticos y sindicalistas a gobernar y manejar las mismas. Por eso es un tema a investigar y aclarar para que no queden resquicios de dudas.
Los EREs de Andalucía, un escándalo mayúsculo, dónde (presuntamente) se han detraído dineros públicos procedentes de la Unión Europea para tratar de disminuir el paro que han ido a parar a los bolsillos de miembros del PSOE, UGT, correligionarios, amigos y paniaguados, muchos de los cuales están intentando intimidar y poner todas las dificultades posibles a la juez(a) Alaya. La corrupción en Andalucía, gobernada desde la Transición por el PSOE, parece endémica y debe aclararse totalmente, con las responsabilidades a que haya lugar, como debe suceder en otros lugares, para que España quede limpia de polvo y paja.
Y no hay que ir muy lejos, pues en Cantabria hemos tenido corrupción y despilfarro también. La última noticia con que nos hemos desayunado hace unos días es que “el juez archiva el caso GFB”, empresa fantasma creada por el anterior Gobierno del PRC-PSOE, que nunca llegó funcionar y dónde nos gastamos cerca de 10.000 millones de pesetas de los Presupuestos; ¿Archiva un caso dónde los cántabros hemos perdido miles de millones de pesetas y no hay ningún responsable?. ¡De auténtico escándalo, oiga!. ¿Cómo vamos a creer en la Justicia, al ver estas situaciones?; ¿Quedarán también impunes otros temas de gran calado económico como el del Racing, dónde hemos tirado otros tantos miles de millones de pesetas…?.
Podríamos seguir hablando de contratos parcelados para evitar los controles y manipularlos a gusto; pues algunos han acabado en condenas, pero otros no. ¿Qué explicación tiene?. Pues, algunos son de nuestra región, como el caso del Soplao o Cabárceno…
¡Nos están hartando! Y no es extraño que muchos ciudadanos honrados, pero muy cabreados, tengan gran desafección a la política y a los políticos y acaben votando a grupos estrafalarios (por ser muy suaves en el apelativo) y hasta hayan olvidado el “Caso Bárcenas” o el “Caso Urdangarín”, ya que son bagatelas comparados con algunos de los descritos anteriormente… ¿Y eso qué es?.
La Justicia debe ser uno de los pilares fundamentales de cualquier sistema democrático, desde Montesquieu para acá; claro si, como parece que dijo Alfonso Guerra en los momentos de su máximo poder (1985), “Montesquieu ha muerto”, pues lo dicho: ¡apaga y vámonos!.
¡Ya veo que la Justicia es, especialmente, ciega!.
…Los ciudadanos estamos un tanto escandalizados por una institución que creíamos casi sagrada, ¡La Justicia!, y se nos está cayendo la venda de los ojos, hasta el punto de que muchos piensan que quién robe una gallina para comer, va al “trullo” seguro; pero si haces un desfalco de millones, tranquilo, que ¡Ya veremos!. ¿No ven los de las escandalosas tarjetas de Bankia o los Pujol?
No me extraña que los más extremistas y radicales, digan que este país no tiene solución y que es preciso “dar vuelta al calcetín”, después de dar una patada en el trasero de algunos. Hace no mucho tiempos, el entonces Juez Decano de Santander, José Arsuaga Cortázar, dijo que la situación de la Justicia es “grave”, con riesgo serio de empeorar y que también es preciso una “agilización procesal con la poda de trámites inútiles”. Pues en EE. UU. se planteó el tema de Bernard Madoff, gran estafador, y acabó con sus huesos en la cárcel en muy poco tiempo (seis meses, para una estafa monumental) y allí va a seguir sin “doctrina Parot” ni otras zarandajas de por aquí. ¡Quién la hace la paga! (tranquilos, que sólo le han condenado a 150 años de prisión y el decomiso de 17.179 millones dólares).
Y algunos llegan a la conclusión de que este país es un cachondeo, incluida la Justicia, y por eso suceden cosas como lo del “pequeño Nicolás”, que es algo para hacer una película que ni la de “Home Alone” (Sólo en casa) de Kevin McAllister, ni “Torrente” de Santiago Segura le llegarían a las suelas del zapato de “Nicolás pisa alfombra” (Por ejemplo). ¡Nos hemos vuelto locos!.
Ya decía Francisco de Quevedo que “dónde hay poca justicia, es un peligro tener razón”.
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