La Galería de Colecciones Reales expone por primera vez las `fotoesculturas` de Françoise Willème, "el 3D del siglo XIX"
La Galería de las Colecciones Reales ha `revelado` este lunes la exposición `Fotoescultura`, con la que pone en valor la técnica desarrollada en 1860 por Françoise Willème que combina fotografía y escultura y que reproduce con "total rigor" a los miembros de la familia de la reina Isabel II y otras personalidades de la época.

"Hoy en día hablar de un escaneado en 3D es algo muy común, pero en aquella época era algo pionero que no existía. Es una colección única que se expone por primera vez y que era muy poco conocida. Es algo muy sorprendente", ha afirmado en rueda de prensa la comisaria Leticia Azcue Brea, conservadora de escultura desde 1700 y artes decorativas del Museo del Prado.
La muestra, que podrá verse hasta el 18 de enero de 2026, se expone una selección de 19 fotoesculturas --pertenecientes a la colección que conserva Patrimonio Nacional-- de un total de 39 piezas realizadas por François Willème. "Él resolvió algo que era muy pesado para la gente de entonces, que era posar. La fotoescultura es sistema que emplea la fotografía y que difunde como una técnica que solo ocupa diez segundos de pose", ha explicado Azcue Brea.
La exposición se enmarca en la línea `Colecciones Reveladas` del programa de exposiciones temporales de la Galería, un formato en el que se presentan, dentro de la exposición permanente, conjuntos de colecciones inéditas, o poco conocidas, que aportan nuevos enfoques a las obras ya expuestas.
"Es una `Colección Revelada` por su singularidad, por su desconocimiento y porque vamos a sacarla a la luz después de más de 100 años", ha destacado la comisaria María José Suárez.
En esta ocasión, el público podrá ver esculturas de bronce, biscuit -porcelana blanca sin esmaltar-, terracota o escayola del Rey consorte Francisco de Asís, el Infante Francisco de Paula Antonio de Borbón-Parma, la Infanta Pilar de Borbón y Borbón o el Infante Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza, entre otros.
"Si hay algo que nos da la fotoescultura es la capacidad fidedigna de remitirnos al rostro real que tenían y a los detalles de la indumentaria, de las joyas que portaban la familia real. Con lo cual, es una puesta en valor de esas fotoesculturas pero siendo remitidas a la figura real", ha recalcado María José Suárez.
UNA TÉCNICA CON UNA "LINTERNA MÁGICA"
La comisaria Azcue Brea ha explicado cómo funcionaba la técnica de Willème, quien desarrolló un estudio circular en el que colocó 24 cámaras fotográficas que tomaban a la vez la imagen de la persona que se colocaba en el centro durante diez segundos.
"Utilizaba una linterna mágica, con una luz interior y con una serie de lentes y de espejos, que proyecta sobre una superficie opaca las siluetas. Detrás de ese panel hay un operario que tiene un pantógrafo, que siluetea cada uno de los perfiles en un lado del pantógrafo y en el otro lado del pantógrafo va a tener adaptado un sistema de corte. Cuando ha terminado de dar la vuelta entera y ha pasado por todas las siluetas, ya tiene la base de una escultura", ha detallado.
Por último, ha afirmado que Willème abandonó la fotoescultura porque le suponía una inversión "brutal" que le llevó a la ruina en 1868. "Él siguió su carrera como fotógrafo y como escultor, pero no volvió a emplear esta técnica que luego se ha ido desarrollando hasta llegar al 3D de la actualidad", ha apostillado Azcue Brea.
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