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Cultura 21-09-2025 17:45

Los Moriarti sacan del armario el sexo en la tercera edad: "El deseo no desaparece hasta la muerte"

SAN SEBASTIÁN, 21 (del enviado especial de Europa Press Francisco Serrano) Los cineastas Aitor Arregi y José María Goenaga, parte de la productora Moriarti, presentan este domingo en el Festival de San Sebastián su nueva película, `Maspalomas`, una cinta que sale del armario para mostrar la homosexualidad y el sexo en la tercera edad.

"El deseo sexual no desaparece hasta el momento de tu muerte, pese a que mucha gente en la sociedad tiene la creencia de que a partir de una edad no existe el sexo", ha señalado el realizador José María Goenaga en una entrevista con Europa Press.

Así ha respondido el director al ser preguntado acerca de por qué la sexualidad en la tercera edad se ha tratado poco en el cine español. "Lo que realmente ocurre es que hay gente que tal vez no tiene mucha libido y socialmente acaba calando el mensaje", ha afirmado.

"Hay mucho trabajo que hacer para cambiar la mentalidad de la gente y que tú creas que puedas llevar una vida sexual de acuerdo con tus sentimientos, y que no haya nada que te vaya a coartar en ese sentido", ha reconocido.

La película gira en torno a Vicente, interpretado por José Ramón Soroiz, un hombre homosexual de 76 años que vuelve a meterse al armario al vivir en una residencia de la tercera edad y tras reencontrarse con su hija abandonada hace 25 años, interpretada por Nagore Aranburu.

Los cineastas plantean "dos mundos" en la misma película, el primero de ellos algo "desconocido" para mucha gente, según Arregi, y el segundo la vida en una residencia que estará marcada por la llegada del coronavirus. "El personaje de Vicente vive en Maspalomas libre y feliz. Allí se siente en casa, pero después se siente enclaustrado y sin poder moverse como a él le gustaría", explica Aitor Arregi.

Otro de los interrogantes que plantea la película son las necesidades de las personas que viven en residencias. Tal y como cuenta Goenaga, se documentaron con trabajadores de las propias residencias, quienes les aseguraron que "la gente mayor les desafía constantemente".

"Nos contaban que de repente se podían encontrar en una reunión de la residencia teniendo que debatir si se va a comprar o no un dildo a un residente que se está metiendo otra cosa por un sitio y es poco higiénico. Es importante que se hable y se normalice", ha indicado.

Asimismo, Goenaga recuerda que le llamó la atención la historia de una mujer y un hombre enfermos con Alzheimer que vivían en una residencia y que "todos los días se buscaban, pese a que no tenían capacidad cognitiva".

"Todos los días daban rienda suelta a su pasión, allá donde se encontraran, pero sin ningún tipo de pudor. Ella se rompió la cadera y la tuvieron que llevar a otro sitio durante meses. Y cuando volvió, se volvieron a buscar otra vez. Ahí hay una pulsión que va mucho más allá de la razón, y que nos acompaña hasta el final de nuestros días", ha destacado.

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