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Mundo 28-10-2023 08:30

Los soldados españoles en Líbano, en situación inminente de riesgo y más teniendo en cuenta las declaraciones del señor Sánchez

La misión de paz de Naciones Unidas en el sur de Líbano se ha convertido en las últimas semanas en actor directo dentro de la escalada de las tensiones en Oriente Próximo, que comenzaron con un primer ataque de Hamás sobre Israel y una inmediata respuesta militar sobre la Franja de Gaza pero se han extendido a otros escenarios como la frontera libanesa, donde permanece activo el partido-milicia chií Hezbolá. El contingente de la ONU, con presencia española, conserva el derecho a defenderse en caso de ataque.

La creación de la ahora Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) data del año 1978 y tuvo como primer objetivo confirmar la retirada de Israel de suelo libanés y ayudar al Gobierno local a restablecer su autoridad frente a la ofensiva lanzada por el país vecino para contener precisamente la amenaza que representarían los grupos armados palestinos.

La evolución de los acontecimientos llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a modificar en dos ocasiones el mandato de la misión, primero en 1982 y luego en el año 2000. Tras la guerra de 2006 se aumentó significativamente el tamaño del contingente y se incorporaron nuevas competencias, entre ellas supervisar el cese de las hostilidades, con unas grandes líneas que siguen vigentes a día de hoy.

El actual mandato, renovado el pasado mes de agosto por el Consejo de Seguridad, concede a la FINUL la autoridad para tomar "todas las medidas necesarias" en las zonas donde operan sus fuerzas y "en la medida en que considere que tiene capacidad para ello", de tal manera que garantice que su zona de operaciones no sirve para "actividades hostiles de ningún tipo" y que tenga margen para "resistir los intentos de impedirle por la fuerza" ejecutar su misión.

La redacción avala que la FINUL pueda por tanto responder frente a potenciales amenazas, teniendo en cuenta no obstante que la resolución queda recogida bajo el paraguas del Capítulo VI de la Carta de Naciones Unidas, destinado al "arreglo pacífico de controversias" y que abre la vía al uso de la fuerza básicamente por razones de autodefensa. El Capítulo VII, que recoge acciones "en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión", sí daría más margen para la utilización de medidas militares.

La misión ha evitado por ahora emprender cualquier tipo de acción directa, a pesar de que el 15 de octubre un misil golpeó un cuartel de los `cascos azules`.

LA MISIÓN CON MÁS FALLECIDOS DE LA ONU

La FINUL se mantiene a día de hoy como la misión de la ONU que más víctimas mortales acumula desde su creación, con más de 330, según datos de la organización actualizados hasta finales de septiembre y recogidos por Euro

 

 

Tres cuartas partes de los fallecidos corresponden a las escaladas previas al año 2000.

A la FINUL le siguen en cuanto a bajas la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), con 310 fallecidos, y la operación Híbrida de la Unión Africana de la ONU en Darfur (UNAMID), con 295, si bien en ambos casos se trata de despliegues ya concluidos.

Actualmente, la misión en Líbano tiene margen para desplegar a 13.000 efectivos, aunque no aprovecha todo su potencial y ronda los 10.000. De ellos, unos 9.300 son militares o policías procedentes de unos 40 países: Indonesia supera los 1.200 efectivos, mientras que España, que envío sus primeros militares en 2006 y llegó a contar con hasta 1.100, se mantiene desde 2012 en una horquilla de entre 600 y 700.

También es español el actual comandante de la FINUL, el general Aroldo Lázaro, que esta misma semana ha insistido en que los `cascos azules` "siguen en sus posiciones". "Nuestro trabajo continúa", ha declarado, aludiendo a labores de patrulla pero también a un "trabajo esencial" con todas las partes para "reducir tensiones".

Entre sus tareas está vigilar la denominada Línea Azul, la demarcación que la propia ONU estableció en el año 2000 para separar los territorios libanés e israelí y que ha sido escenario en las últimas semanas de ataques cruzados por el aire e incursiones terrestres. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que más de 20.000 personas han tenido que abandonar sus hogares en el sur de Líbano, mientras que en el lado israelí los evacuados rondan los 80.000, según autoridades locales.

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