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Opinión 26-08-2025 06:54

EL CASO JUMILLA Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Cuando estamos enfrascados en tantos y tan graves problemas nacionales e internacionales, produce la máxima extrañeza, que la decisión de un Ayuntamiento levante tanta polvareda. Se trata de la decisión de un Ayuntamiento que no ha cedido sus instalaciones deportivas para una actuación religiosa. ¿En cuántas ocasiones no se habrá concedido para celebrar actos en centros deportivos, y no sea armado este escándalo?

 

 

Cuando estamos enfrascados en tantos y tan graves problemas nacionales e internacionales, produce la máxima extrañeza, que la decisión de un Ayuntamiento levante tanta polvareda. Se trata de la decisión de un Ayuntamiento que no ha cedido sus instalaciones deportivas para una actuación religiosa. ¿En cuántas ocasiones no se habrá concedido para celebrar actos en centros deportivos, y no sea armado este escándalo?

Inmediatamente empezó una acusación de que no se permitía a una institución religiosa unos locales, y se hicieron graves acusaciones. Y como en ese Ayuntamiento gobernaban el PP y VOX se les acusó de xenófobos y otras lindezas, lo que muestra que está a flor de piel la materia religiosa, cuando hay un Gobierno que se afirma aconfesional. Pero no es igual para todas las religiones, si criticas algo del islamismo inmediatamente te acusan de delito de odio, cuando en realidad es una religión que ha desembarcado en nuestro país en tiempos recientes, mientras si blasfemas, acusas o maltratas a la Iglesia católica, que es la ha creado la cultura de Occidente, no es nada. Ante la crisis religiosa que se ha planteado en Europa, esta materia debería ser objeto de estudio y consideración por la sociedad occidental.

En este caso de Jumilla han entrado en litigio muy diversas instituciones, en primer lugar, el presidente de la Conferencia Episcopal Española. Se puede discutir si fue oportuna en estas circunstancias, pues se trataba de otra religión, pero su alegación fue conforme a la teoría general que defiende la Iglesia católica: la libertad de cultos. Pero se trataba del islamismo, una religión que no tiene ese principio en su dogma. De modo que quien exige esa libertad en España, lógicamente, debería demostrar que es un principio que ella ejercita en los lugares donde domina, si no es así, cómo se atreve a exigirlo. Sino que debe atenerse a su propia doctrina, y no aplicarse principios de los otros, sino adoptar en su actuación sus propias normas religiosas.

Y llegado a este momento se podría preguntar: si se trataba de un acto religioso. La religión musulmana no distingue entre lo religioso y lo político. Para celebrar sus actos religiosos tiene sus mezquitas, donde podía realizar su oración, si quiere hacerlo, con toda la libertad que da nuestra Constitución. Por lo que ahora se puede preguntar: si lo que quería era dar una demostración política de la fuerza que tiene, ante un débil Gobierno. Por tanto, el hecho tiene más trascendencia que la realización de un acto religioso, para ellos esos actos son igualmente políticos. Hecho que no aclaran, pero hay que tenerlo en cuenta cuando solicitan unos lugares públicos.

Y al caso es aplicable aquella parábola evangélica del fariseo y de publicano: «Dos hombres subieron al templo a orar. Un fariseo y un publicano. El fariseo erguido. Oraba así en su interior: «¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni tampoco soy como ese publicano? El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: ¡Oh Dios! Ten compasión de este pecador. Os digo que éste bajo a su casa justificado, y aquél no». (Lc.9-14). La oración ostentosa no justifica. Por lo que, en verdad, si se busca ostentación en la oración, es para algún otro objetivo.

Pero este hecho, que no debía haber sido más que una simple denegación de un Ayuntamiento, ha tomado, sin ningún sentido, una dimensión, que ha supuesto un enfrentamiento de algunos obispos con los partidos de la oposición, y en especial con el tercer partido, VOX. El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, presidente de la Conferencia de obispos catalanes, en la emisora oficial de la Generalidad, Catalunya Ràdio, aprovechando la ocasión afeó a monseñor Luis Arguello, sin venir a cuento, de que se mostrara partidario del adelanto de las elecciones, y de que no podía dar una doctrina que no había sido discutido en la plenaria de la Conferencia. Pero lo grave, fue acusar a un cristiano sincero, por apoyar la decisión Jumilla, de xenófobo, y afirmando que «un xenófobo no puede ser verdaderamente cristiano», cuando él, siendo párroco, introdujo en su iglesia la señera, mostrando una clara discriminación. César García Magán, secretario de la CEE, acusa de «sedicente» al líder de Vox por sus mensajes «furibundos». Su razonar supone un servil seguimiento a la verdad política oficial.

El único discrepante de esta actitud ha sido el arzobispo de Oviedo, don Jesús Sanz Montes, y produce un cierto interés, que se aparte de la verdad oficial, que normalmente acepta la CEE. Ciertamente la Iglesia no debería estar sumiso a la verdad oficial, y ésta es una enseñanza que la comunidad de cristianos debe entender. Por ello la discrepancia del arzobispo de Oviedo muestra un nuevo camino a seguir. Su argumentación, puede ser rechazada, por los que defienden la verdad oficial, pero en realidad, hace reflexionar sobre el hecho religioso en la política actual. Ha podido llamar la atención la forma de expresarse al decir: «Extraña polémica con musulmanes sobre celebraciones en polideportivos. ¿Dónde está la reciprocidad negada de los moritos con los cristianos que asesinan en nuestras iglesias dentro de sus territorios? ¿Ponernos estupendos citando textos civiles o eclesiales, para que nos sigan matando?».

«Moritos» ha sonado mal, pero es un término, de una gran tradición por referirse a originarios de la antigua Mauritania, y llamado así moros (del latín ?maurus) desde la antigua Roma, sin más significado.

Ha venido a apuntar un problema religioso muy fuerte en estos momentos, la persecución que está sufriendo la Iglesia. Hace referencia a la persecución que se hace a los cristianos en países musulmanes, y que en Europa ni siquiera se da la noticia. Y sin ir lejos: ¿qué ha pasado en la pedanía de El Puzuelo, en Albuñol (Granada) Un marroquí se encerró en la iglesia, reventó el Cristo a martillazos, y luego prendió fuego a la Iglesia. ¿Lo han condenado los musulmanes? El hecho de aceptar a musulmanes, sin que ellos den unas seguridades de respeto a la cultura a donde han venido, debería considerarse para admitirlos. Pero por las noticias que recibimos de su estancia en Europa, no respetan las costumbres y los modos de ser de la cultura de Occidente.

La doctrina oficial es el respeto de todas las religiones, pero se podría valorar la naturaleza de cada una, pues si en sus principios son contrario a la libertad religiosa, ¿cómo se les puede reconocer lo que ellos mismos niegan?

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