Noticias de Cantabria
Opinión 24-07-2018 08:00

De la seguridad humana

Para la mayoría de las personas emerge actualmente una sensación de inseguridad, más a partir de las preocupaciones por la vida diaria que por el temor a una catástrofe mundial. La seguridad en el trabajo, la seguridad de los ingresos, la seguridad de la salud, la seguridad del medio ambiente, la seguridad ante el crimen. Estas son preocupaciones por la seguridad humana que emergen en todo el mundo.

Hemos entrado en una sociedad donde una de las mayores preocupaciones es la seguridad de las personas. Con frecuencia estamos conociendo casos de desaparición de niños y de jóvenes; supuestos de ocupación de propiedades por grupos que se califican de ocupas, y cuyo desalojo no se consigue sino es a través de grandes trabajos y desembolsos; además está el hecho de que en ocasiones los padres no están seguros de lo que se enseña a sus hijos en los centros docentes; amén de que la vida es cada vez más insegura para los ciudadanos por innumerables circunstancias.

En otro tiempo se hablaba de problemas de seguridad referidos a conflictos entre naciones, situaciones que sólo se contemplaban a nivel mundial, con este motivo se creó una regulación de seguridad entre las naciones, por causa de las amenazas en las fronteras o de las guerras. No se advertía nada especial para regular la seguridad de las personas individuales, era suficiente la policía que había. Pero han cambiado las cosas, últimamente se ha tomado conciencia, de que en el círculo de la persona hay, también, violencia e inseguridad. En las democracias con una supervaloración de la libertad, la persona se encuentra intimidada por falta de seguridad, al advertir a su alrededor una constante amenaza por múltiples factores, que le hacen vivir en una situación de miedo e inestabilidad.

Advirtiendo este dato, en 1994 el Informe sobre Derecho Humanos, que lleva como título «Nuevas dimensiones de la seguridad humana», propuso analizar la seguridad como derecho:

«Para la mayoría de las personas emerge actualmente una sensación de inseguridad, más a partir de las preocupaciones por la vida diaria que por el temor a una catástrofe mundial. La seguridad en el trabajo, la seguridad de los ingresos, la seguridad de la salud, la seguridad del medio ambiente, la seguridad ante el crimen. Estas son preocupaciones por la seguridad humana que emergen en todo el mundo». (Programa de desarrollo de las Naciones Unidas).

La seguridad es un valor que hay que colocar en el centro de la vida en la sociedad, y considerarlo como algo personal que supone siete dimensiones: seguridad económica, alimenticia, sanitaria, medioambiental, personal y política. Lo que ha de suponer liberación de todo miedo y superación de las carencias en la vida ordinaria. Sin embargo, estamos viendo, cada día con mayor evidencia, un miedo a las amenazas, a las pérdidas, y a un futuro incierto que afecta a la estabilidad de las personas.

Esta seguridad humana comprende ciertas dimensiones como: en el medio ambiente en el que se vive, garantía de disponer de agua potable y alimentos, de un trabajo digno, así como de la salud, una enseñanza correcta, libertad de circulación por las vías públicas, y defensa ante toda clase las amenazas. Además, se ha de completar con la creación de una comunidad con una apropiada forma de convivencia social y política. Este estado no se origina espontáneamente, requiere protección y creación de condiciones que permitan un ambiente de libertad y suficiente desarrollo en estas áreas.

Esta idea de la seguridad humana se ha vuelto a tratar en las Naciones Unidas para formular recomendaciones sobre la protección contra las amenazas, que se concretan y desarrollan en otras recomendaciones. En la Asamblea General de 1012 aprobó la siguiente resolución (66/290):

«a) El derecho de la persona a vivir en libertad y con dignidad, libres de la pobreza y la desesperación. Todas las personas, en particular las vulnerables, tienen derecho a vivir libres del temor y la miseria, a disponer de iguales oportunidades para disfrutar de todos los derechos y a desarrollar plenamente su potencial humano».

Sobre esta base, la seguridad humana se define como una protección centrada en la persona integral, dentro de su específico contexto y orientado a la prevención y al robustecimiento de las personas y las comunidades. Al mismo tiempo, la seguridad humana parece estar inextricablemente ligada a la paz, al desarrollo social y a los derechos humanos. La resolución subraya la responsabilidad principal de los Estados, aunque en estos tiempos, por la amplitud que han adoptado las relaciones de los pueblos debe estar integrada con una asociación y cooperación de la comunidad internacional.

Es necesario tener en cuenta la regulación de la seguridad a nivel internacional y nacional, pero es un fenómeno que afecta muy especialmente al sentimiento de las personas. Analizándolo desde ese punto de vista psíquico, según el psicólogo Abraham Maslow, es una necesidad básica, que sucede inmediatamente a las necesidades esenciales del individuo como la respiración, el sueño y la nutrición. Pero estas necesidades básicas las vemos hoy día vulneradas continuamente.

La falta de seguridad es uno de los síntomas característicos de nuestro tiempo. Lo que ha dado lugar a que se haya perdido la confianza en la sociedad. Hoy no podemos decir que se viva con tranquilidad. Nos rodean acontecimientos significativos que contribuyen a esta falta de seguridad, como son, por ejemplo, los atentados terroristas, los movimientos separatistas, unos partidos que en nombre de la libertad desquician la vida social, e ideologías que desarticulan la misma naturaleza del ser humano.

Hay que tener en cuenta que la seguridad no es un concepto unívoco, por una parte, es un valor elevado a la categoría de bien esencial para la persona, por lo que se requiere su desarrollo y mantenimiento por toda la sociedad, sin una alta seguridad no es posible planificar trabajos, no hay desarrollo de una cultura fundamental, y tampoco hay justicia. Pero, por otra parte, el acentuar la seguridad implica restricciones en otras áreas, como la libertad.

Pero a pesar de afirmar la esencialidad de la seguridad para las personas, ésta no puede ser absoluta, sino que ha de tener sus límites. En primer lugar, por razones de convivencia, pues si se llegara a una seguridad por encima de todo, se limitaría la libertad, la posibilidad de iniciativa con riesgo y el pensar en un futuro abierto al progreso. Nos hemos de limitar a la seguridad en la que la persona pueda vivir y actuar con confianza de poder conseguir sus objetivos en la vida.

La seguridad es un gran valor y, en consecuencia, hay que trabajar por su establecimiento y mantenimiento. Sin un grado de seguridad no es posible planificar acciones, no se daría el desarrollo cultural fundamental, ni tampoco habría justicia. Pero hay que tener en cuenta que la búsqueda de la seguridad supone limitaciones de otras esferas. Del requisito de una mayor seguridad puede llevar a conflictos con los objetivos de otros bienes como la libertad y la justicia. Por ello hay que sopesar con cuidado la cuestión y preguntarnos: ¿qué precio – en forma de dinero, libertad, justicia y privacidad – estamos dispuestos a pagar por el valor de la seguridad?

Sé el primero en comentar