La borrachera catalana...
Ya pasó la Diada, ¿Y…?. Pues como ya estamos en el “día después”, bien conviene hacer algún análisis, aunque el tema ya es “cansino” y lo primero que llama la atención es el número de asistentes a este “movimiento” en que algunos dirigentes catalanes nos han metido. ¡Y hablan de 1.800.000 asistentes!, mientras otras fuentes, bastante más imparciales, hablan de medio millón que ya es una cifra considerable.

Y es que las cifras a algunos de estos catalanes, se les atragantan, después de las mordidas del 3 % o del 5 % y la contabilidad de millones que se repartían, lo que enviaban a paraísos fiscales y otras trapisondas que iremos descubriendo poco a poco…
Artur Mas, eufórico, como lo estaba Franco en aquellas concentraciones de la Plaza de Oriente, mientras se cava su propia tumba política, pues está claro que está siendo “emborrachado y arrollado” por el soberanismo que encarnan los cachorros de ERC.
Un detalle curioso: ¿Han observado que estos independentistas han sustituido la bandera catalana de las barras, la senyera, por la llamada “estelada”?; ¿Qué hay detrás de esto?. Lo veremos…
Llama la atención la actitud absolutamente partidista de algunos medios de comunicación catalana, públicos y privados, que se han vendido por unas monedas y están no informando, sino adoctrinando, como se haría en cualquier régimen dictatorial. ¿O están atemorizados?. Los propios periodistas están traicionando sus propios principios éticos, salvo alguna excepción. ¡Qué indignidad!.
Y todo ello se hace alegremente con los dineros de todos y después a pedir dinero a España, la que dicen “nos roba”. ¿España nos roba?. Quién ha robado y bien, han sido muchos dirigentes catalanes, como la familia de Pujol, amparándose en el poder que les han concedido las urnas y envolviéndose en no se qué bandera (pues hasta han adulterado la bandera de las barras aragonesas), con el independentismo que suponían les daba inmunidad para seguir robando a los catalanes y españoles.
Y éstos, ya están comenzando a reaccionar. Y lo pueden hacer con gran virulencia, a tenor de cómo se les ha tratado. Valgan estas tres observaciones:
a) El otrora todopoderoso Pujol y su familia comienzan a ser insultados y abucheados (¡ladrón, chorizo, sinvergüenza….!) a la puerta de su casa. Y hasta la propia Marta Ferrusola, en el pasado orgullosa, poderosa y displicente, pide perdón al periodista que ofendió, mandándole a la mierda.
b) Muchos catalanes comienzan a despertar del sueño y de la opresión social a que han sido sometidos, como lo demuestra el acto antisoberanista que la Societat Civil Catalana organizó en Tarragona, dónde las banderas de España y de Cataluña (la de las barras de la Corona de Aragón) tremolaron juntas.
c) Y los españoles ya están hartos de este tema y solicitan al Gobierno de España mano dura, firmeza y nada de andarse por las ramas. Probablemente, si hubiera un “referendun” para la independencia de Cataluña, en el cual tendríamos que participar todos, pues la soberanía de España reside en todos los ciudadanos españoles, nos podríamos llevar la enorme sorpresa de que sus resultados fueran afirmativos en toda España, salvo en Cataluña. ¡Ojo al parche!.
La manipulación de la historia y la falsificación de la misma es algo que repugna a cualquier persona de bien, máxime si su formación en ese campo es aceptable y esto nos lo dicen acreditados profesionales como Carmen Iglesias o Ricardo García Cárcel. La Guerra de Sucesión no fue entre España y Cataluña, ni Casanova fue como nos le quieren contar; es de una indignidad manifiesta y de una bajeza moral indescriptible que algunos historiadores catalanes se presten a este juego. ¡Debieran estar descalificados científicamente de por vida!. No digo nada de aquel profesor que decía “chorradas” del estilo de que Colón era catalán, como Santa Teresa de Jesús y otras lindezas por el estilo.
Muchos ciudadanos se preguntan dónde estaba el Partido Socialista de Cataluña. Pues la gran mayoría en la marea independentista y sólo algunos miembros, como la ex ministra Carmen Chacón, se atrevieron a estar con los antisoberanistas de Tarragona, jugándose su futuro político dentro del partido, pues aún sigue el viejo dicho de Alfonso Guerra de que “quién se mueve, no sale” y ya vemos que el nuevo dirigente, Pedro Sánchez, es diligente y eficaz, cortando cabezas en su propia formación.
Los empresarios, salvo excepciones, andan “agazapados” a la espera de saber cómo queden “pinados los bolos”, como decimos en nuestra tierra; después, estarán con quien mande
La jerarquía católica catalana ha hecho un flaco favor a la Iglesia, metiéndose en política, como aquella gran banderola que ayer colgaba del templo de la Sagrada Familia.
En definitiva, la sociedad catalana está dividida y una parte de ella se siente excluida y menospreciada y no va a ser fácil recomponer los odios y fobias que se han generado en su seno, afectando incluso a las propias familias (La de Pujol no, claro), tan importantes en el pasado catalán. Cuando la Guerra Civil –no olvidar que hace 75 años que finalizó-, Barcelona era muy republicana e independentista, pero cuando las tropas Nacionales del general Franco entraron victoriosas por la Diagonal, toda la ciudad se echó a la calle, brazo en alto, para vitorear a los libertadores. ¡Qué cosas!.
Lo dicho, la borrachera catalana, puede acabar en un delirio, quizás en un “delirium tremens”.
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