Noticias de Cantabria
28-06-2016 18:52

Prudencia de la sociedad española

La pregunta que se nos presentaba, antes de llegar a las segundas elecciones, era: ¿En qué manos podemos caer? El panorama no era claro.

Hace unos días los ciudadanos de la Gran Bretaña, han creado una situación borrascosa para su futuro, que no augura nada bueno, y ya la prensa dice que unos dos millones de ciudadanos están arrepentidos de haber votado por el Brexit, presagiando una época difícil, aunque con el tiempo todo llegará a superarse.

Respecto a España, ante la tormenta que nos había empezado a amenazar, la ciudadanía ha sabido reaccionar, y ha mostrado que el multipartidismo no es útil, y no predice un porvenir seguro. No es que de momento se haya solucionado el problema, porque los partidos perdedores no han sabido asumir el sitio que la sociedad les ha asignado. La solución que ahora, con toda probabilidad, se va a dar, ya se debía haber acordado al principio del año, pues la idea del pueblo ya se atisbaba, pero las pretensiones personales de algunos y la soberbia de otros, nos tuvieron muchos meses sin Gobierno estable. ¿Sería con la idea de ganar, o con la de enturbiar el ambiente, pensando que a río revuelto ganancia de pescadores?

Aquél PSOE, que habiendo caído en un profundo fracaso, se consideró con suficiente fuerza para frenar toda posibilidad de solución y actuó cerrando todos los caminos, aún ahora puede dificultad mucho la solución. Sin ninguna posibilidad de formar gobierno se lanzó a una piscina sin agua, no se sabe con qué objetivos, y en ella permaneció sin salir hasta el último momento, pensando que se hacía publicidad ante la sociedad. Pero en esas nuevas elecciones ha podido ver, con la bajada de otros cinco escaños, lo que fue su ofrecimiento al rey para formar gobierno en falso.

Y es digno de admiración que ni con ese batacazo se haya dado cuenta el PSOE, que tiene que reformarse, olvidarse de Memorias Históricas y atenerse a la realidad de hoy. Hasta que no supere el ansia de venganza de lo que sucedió hace ochenta años, la sociedad española estará en situación de inestabilidad. Ha gobernado España con algún acierto y con muchos desaciertos, y sus males no son por causa de otros, sino por la falta de madurez de los mismos dirigentes. ¿Se deben hacer primerias? No lo sé. Pero por mucho que se exijan, lo cierto es que ninguna persona de altura y experimentada se presenta a esas elecciones, y siempre se resuelve entre bisoños, que la máxima experiencia que tienen es haberse sentado en la bancada de las Cámaras, pero sin ninguna práctica. Y esa rutina no es suficiente.

Vamos a ver cómo se va a formar el nuevo Gobierno. Parece por las manifestaciones que se han hecho, en las primera declaraciones al conocer los resultados, que se va a aceptar a los ganadores, aunque con muchas reticencias, y manifestando que no va a haber una colaboración para avanzar en estos momentos difíciles.

No es que el Gobierno del PP sea del grado de gran parte de sus votantes, pues por ese temor a corregir las aberraciones de la izquierda, nunca legisla lo que sus votantes quisieran: ahí está la ley de Memoria Histórica que no tiene ningún sentido y sólo arrastra a venganzas; la ley del aborto, que aunque con un proyecto imperfecto desalojó a Ruiz Gallardón del Ministerio de Justicia, sin revolver un derecho tan fundamental como es el de la vida humana; la destrucción hasta del concepto de matrimonio que han conseguido los gobiernos de izquierdas; y la reivindicación de la familia, uno los temas esenciales de la supervivencia de la sociedad occidental, que con la legislación actual está directamente tocada.

 

Ojalá que el nuevo Gobierno, se dé cuenta que la pérdida de votos que ha tenido, no fue, principalmente, por la corrupción, sino por no atreverse a corregir los desajuste de todo orden de su anterior Gobierno de izquierdas, y volver a los principios que han sido la base de la cultura de Occidente.

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