¿Quo vadis Catalunya?

Les habían prometido el paraíso, que seguirían en la Unión Europea si se independizaban, que bajarían los impuestos y habría mejores pensiones, mejor sanidad, mejor educación y “las empresas se pegarían por venir a Cataluña” (Arturo Más); la tozuda realidad es que los Mossos actuaban al  dictado político, sin cumplir con su deber e incluso espiando a los políticos a los que protegían, miles de empresas se han ido fuera de Cataluña, el turismo acosado y a la baja, con cruceros desviados a Valencia, los jubilados del Imserso buscándose otros lugares más tranquilos y con los precios de hoteles más bajos de España por la disminución de la demanda, pues no se llenan y con la imagen de Cataluña –Y, ¡España!- por los suelos y ya con repercusiones en el PIB de todo el país; el ejemplo más claro y lamentable es la pérdida de la sede de la Agencia Europea del Medicamente (EMA) que difícilmente podía llegar a Barcelona, cuando las empresas huyen de la ciudad, como ratas que abandonan el buque a punto de naufragar.

El desatino de las últimas semanas, saltándose la propia Constitución, haciendo caso omiso a los más altos tribunales y declarando la independencia, llevó a la imperiosa necesidad de aplicar, con todo su rigor, la Constitución Española, en su Art. 155; pero su aplicación fue “light” o, si lo prefieren, “low cost”, y me explicaré: hemos sustituido a los dirigentes de Cataluña que habían dado un golpe de Estado (Sedición, rebelión, malversación de caudales públicos, etc.), pero la situación político-social sigue siendo muy convulsa, con unos medios de comunicación “por libre” y con los centros educativos “educando” a su aire. Ya sé que esta situación se produjo como consecuencia de los condicionantes del PSOE y Ciudadanos y, además, con convocatoria inmediata de elecciones.

¡Pues creo que ha sido un gran error!.

Primero, no aplicar el 155 con todas las consecuencias y tratar de restaurar la legalidad y las condiciones básicas para la convivencia; y mientras esto sucediese, debieron de ser detenidos los causantes de todas estas tropelías y no permitir que un grupo de ellos, con el expresidente a la cabeza, se fueran a Bélgica para despotricar contra España y la Unión Europea.

¿Alguien se imagina que hubieran dejado libres el 24 F a Tejero, Milans del Bosch o Armada?.

El Estado hubiera tomado posesión de verdad y no a hurtadillas de los órganos de gobierno de la Generalitat; hubiera controlado los medios de comunicación públicos que siguen campando a sus anchas en plena campaña electoral y hubiera intervenido en los centros educativos dónde se predica el independentismo, mientras se acosa a los alumnos sospechosos de ser “españolistas”.

Y cuando todo hubiera estado en una situación normalizada, los tribunales hubieran finalizado su labor y se hubieran sentenciado las responsabilidades de los dirigentes catalanes, hubiéramos estado en condiciones de abordar:

a) La verdadera normalización social, económica y política de Cataluña.

b)    La convocatoria de unas elecciones

Porque ya me dirán Vds. si consideran que estas elecciones son normales, con la tensión social en la calle y en el ámbito más personal, con los medios de comunicación públicos haciendo campaña al sector más independentista, con muchos centros educativos enardeciendo el independentismo y humillando el españolismo, con algunos de los candidatos en la cárcel o huidos a Bélgica y haciendo la campaña por plasma, con el acoso a los candidatos no independentistas y a sus familias, boicoteando los mítines electorales de éstos, etc. En definitiva, un desatino, al cual no debiera de haberse plegado Mariano Rajoy, quien, por otra parte, va a constatar que su partido cosechará unos pobres resultados electorales.

Porque, si hacemos caso a las encuestas, es sorprendente que aún el mundo independentista, después del daño causado, siga teniendo unas expectativas electorales que les pudiera conducir a una victoria en las urnas que nos sitúe el 22 de este diciembre, en un escenario mucho peor que hace semanas y con sus líderes muy crecidos. Salvo que nos toque la Lotería o exista mucho voto oculto, que también pudiera ser.

Y, en cualquier caso, no va a ser fácil asumir el gobierno de Cataluña con la tensión social a flor de piel. Y si no me creen, observen cuántas familias van a dejar de compartir el próximo día de Navidad la tradicional y familiar escudella i carn d’olla o cocido catalán. Cualquier día de estos, les facilito la receta y aprovecho ya para adelantarles una foto.

Y lo más sorprendente: después de todos los acontecimientos, mentiras, engaños y tensión social, si hacemos caso a las encuestas, muchos catalanes van a votar el próximo día 21 a los partidos independentistas. Lo que suelo decir siempre: cada uno tiene lo que se merece y como dijo Mahatma Gandhi, “si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”.