Camas calientes
Seguro que los lectores saben que camas calientes no son sinónimo de exceso de calefacción sino de pobreza, de la pobreza más paupérrima, la de aquellos desvalidos que no tienen ni tan siquiera dónde dormir y han de compartir lecho por horas. Supongo que me preguntarán a qué viene esto ahora, pues bien, les contaré el por qué.

Un buen ¿amigo? me ha pedido que esta semana no hable ni de imputados –Mirones- ni de corrupción política. Me ha aconsejado que por una semana les deje descansar y que festejen lo poco que les queda de dicha social hasta que vaya saliendo todo lo que se esconde en la trastienda. Y yo, obediente y disciplinado, aunque sea por una vez, le he hecho caso.
Camas calientes responde a un estado social que desgraciadamente se está imponiendo con fuerza en la España de la recesión y también en Santander, sobre todo en algunas calles y barrios de nuestra ciudad. Los vecinos residentes de toda la vida, los que quedan que todavía no han emigrado como consecuencia del empuje de estos nuevos santanderinos que viven entre nosotros legales unos e ilegales otros, conocen este fenómeno que se produce a determinadas horas. Rondando las cinco de la mañana es cuando más se nota el trasiego y cuando se ve una numerosa colonia, que no es visible de día, de gente variopinta, unos acuden a sus domicilios-dormitorios y otros los dejan.
Tenemos un grave problema y no es otro que el exceso en la inmigración, un flujo imparable que es prácticamente imposible frenar. En época de bonanza económica pasa desapercibido, pero en época de vacas flacas se nota más.
Hemos recibido esta ciudad, esta tierra, y hay que tratar de mejorarla para nuestros hijos, para las generaciones venideras y para aquellos que quieran integrarse en nuestra comunidad, pero no permitir que la situación se vaya deteriorando mediante el abandono, por no hablar ni hacer lo que se debe.
Y cuál es la causa de lo anterior. En estas líneas no podría sintetizarlo, pero seguro que está en la mente de los lectores. Estamos creando una población de aluvión en exceso que, junto con lo que muy bien indicó el presidente Revilla de que hay más de un millón y medio de parados acomodados, supone, y seguirá suponiendo, un empobrecimiento constante y una caída en nuestro estado de bienestar. Yo creo que el presidente se quedó corto, porque hay muchos más si contamos el absentismo crónico, enfermedades seudo inventadas, el más que exceso liberado sindicalista, los puentes, los permisos. etc.
El sistema productivo se está resquebrajando porque no salen las horas reales productivas que necesita el país. Los sindicatos españoles deberían imitar a sus colegas europeos y actuar con responsabilidad ayudando a corregir el sistema y hacer esa demandada reforma laboral que no es otra cosa que acabar con la corrupción laboral consentida.
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Comentarios(2):
Sí es cierto ya me lo habian comentado gente de la zona.A eso de las cinco o las seis empiezan a marchar unos y ha llegar otros ,ocupando la cama del que se va.Esta gente inmigrante no alquilan habitaciones,muchas veces,sino que comparten cama entre varios a modo de relevos.Esta situacion tan pauperrima en la que viven nos da idea de la pobreza de su pais para venirse al nuestro aun en estas circustancias.O quiza vienen esperando encontrar algo que aqui no hay.Penoso.Esto de los inmigrantes es un problema que se agudiza con la situacion economica que atravesamos y el paro en invremento.
Se ha dejado entrar demasiados inmigrantes y se ha hecho la vista gorda a los sin papeles durante muchos años y ahora la situacion con la crisi se agrava,no se donde llegaremos pero la delincuencia está ahi.