Los 6.202.700 y las gilipolleces
No es sólo una cifra, es una récord cargado de vergüenza. Actualmente 6.202.700 españoles pasan sus lunes al sol y, por si fuera poco, la cosa sigue creciendo.

No es sólo una cifra, es una récord cargado de vergüenza. Actualmente 6.202.700 españoles pasan sus lunes al sol y, por si fuera poco, la cosa sigue creciendo. Dicen que las autoridades europeas están escandalizadas al observar que el 27% de la población activa española y el 57% de nuestros jóvenes no tienen ninguna actividad laboral. Se escandalizan mucho pero aprietan, siguen apretando, como si no ahogaran mientras nos estrangulan. A estas alturas de la película reconozco que no tengo ni idea de quién tiene razón y desconfío de todas las fórmulas que se plantean. Desconfío de los políticos que siguen con su miopía de siempre instalados en el "y tu más". Desconfío de los sindicatos cuando se les llena la boca criticando una reforma laboral que ellos, cuando se ven concernidos, aplican a pies juntillas. Desconfío de los empresarios cuando convierte el emprendimiento en una palabra hueca y el sector privado sigue sin generar puestos de trabajo.
Las únicas personas que merecen mi consideración y mi respeto más absoluto son las que están en dificultades y haciendo esfuerzos imposibles por salir adelante esos seis millones, dolientes y silentes.. Ni siquiera me gustan ya los movimientos civiles, que aplaudí hasta hace bien poco, porque detesto los métodos coactivos y violentos que pretenden imponer. No me gusta nada la manera en que se plantea el oscuro futuro de nuestros jóvenes, ni siquiera como se escribe la marcha de la juventud más preparada y mejor formada de toda la historia de nuestro país. Hablar de "movilidad exterior", "talento huido" o simplemente" exilió económico" es sólo una manera de suavizar un drama intolerable que no tiene precedentes. Nuestros hijos se van porque aquí no es que no tengan futuro, es que no tienen presente y se asfixian viendo transcurrir el tiempo como simples espectadores cuando deberían ser los autores principales en este momento.
El otro día leí un reportaje sobre este asunto en el que se decía que hay muchas formas de ser joven y están en el paro, pero la mayoría se puede resumir en tres: "o están viviendo de sus familias o trabajando en negro o marchándose del país". Se aportaba el dato de que hoy viven en España algo más de 4 millones de chavales entre los 16 y los 24 años. Más o menos la mitad está estudiando, sólo 757.200 tienen trabajo y unos pocos, 15% combinan estudios empleo. Se señalaba también que uno de cada cuatro se encuentran en un limbo donde ni trabajan ni estudian. ¿Y frente a este panorama qué? Pues ... cualquier cosa menos resignarse. Eso es al menos lo que yo les digo a mis hijos para que ni agachen la cabeza ni desfallezcan, aunque yo lo haga.
Si los políticos no dan repuestas seremos nosotros quienes debemos darlas y yo desde luego estoy harta de oír excusas y también de que nos pongan deberes desde Europa con la prepotencia del rico de toda la vida que mira al pobre con desdén. Los recortes no son cosa del gobierno de turno porque los padecemos los ciudadanos. El esfuerzo es nuestro y a mi, a estas alturas, me hartan las razones ideológicas que se están esgrimiendo. Me importa un pito que la solución sea políticamente correcta para la izquierda o para la derecha. En los últimos tres años los inquilinos de la Moncloa han bebido en fuentes ideológicas diferentes y el resultado ha sido igual de malo y amargo. Quien tenga algo que aportar que lo haga y si no que se calle y se vaya porque la palabrería es inútil frente a esa cifra de los 6.202.700. El razonamiento es fácil: si en España ya sólo trabajan 16,6 millones de personas, mientras el número de parados y pensionistas llega casi a los 15 millones, la realidad es que, estamos en una situación de extrema emergencia como para encima oír gilipolleces. ¡Ya esta bien¡
Sé el primero en comentar