Noticias de Cantabria
16-09-2010 09:00

Tomás Gómez no es un truhán, es un señor

Hacen mal los rubalcabas y los pepiños de turno lanzando toda su artillería pesada contra un miembro de su propio partido, nada más y nada menos que contra el secretario general del PSM, cuyo único pecado ha sido defender algo que aunque no esté de moda todavía encandila a los ciudadanos, la ética personal y profesional y su compromiso con los socialistas de Madrid.

Quién iba a pensar hace tan sólo unos meses que Tomás Gómez se convertiría en el centro de todas las miradas, en el referente de la coherencia frente a los caprichos del poder, en el punto de mira de los medios de comunicación de un país que se ha demostrado que vive de espaldas a la clase política por sus contradicciones, por su egocentrismo, porque la mayoría de ellos andan mirándose el ombligo en vez de preocuparse de los problemas reales de quienes las pasan canutas para llegar a fin de mes, o angustiados ante la posibilidad de perder su empleo.

De ahí la sorpresa, de ahí la inquietud de algunos pesos pesados del PSOE y seguramente también del PP, ante lo que ya se conoce como "el fenómeno Tomás Gómez", cuyo poder se sustenta en las ideas, en su cercanía con aquellos que están sufriendo la crisis en carne propia, a los que conoce por su propio nombre, a los que ilusiona en tiempos de desencanto. Un hombre que ha sido capaz de plantarle cara al poder establecido, no por el placer de ningunearles, no, sino porque es consecuente con su forma de ser y estar, lo que demuestra su escaso apego al poder, de ahí su negativa a ser un títere de quita y pon en el tablero de la política nacional y madrileña.

Hacen mal los rubalcabas y los pepiños de turno lanzando toda su artillería pesada contra un miembro de su propio partido, nada más y nada menos que contra el secretario general del PSM, cuyo único pecado ha sido defender algo que aunque no esté de moda todavía encandila a los ciudadanos, la ética personal y profesional y su compromiso con los socialistas de Madrid. Nada que no hiciera en su día José Luis Rodríguez Zapatero, cuando ganó contra pronóstico tanto contra Bono en el acceso a la secretaría general de su partido como al PP en las elecciones del 2004.

Intentar desprestigiar a Tomás Gómez sólo porque no aceptó seguir el camino trazado en los despachos del poder, no demuestra más que la escasa cintura política de quienes nos gobiernan, amén de sus propias contradicciones internas. Porque si algo necesita el PSOE en estos momentos son hombres como Gómez, a quien difícilmente van a sacar de sus casillas por más que algunos lo intenten con descalificaciones de grueso calado.

A Gómez le asiste en esta contienda tan enconada el convencimiento del trabajo bien hecho durante estos tres años -"me he pateado todas las agrupaciones de la comunidad y he hablado con miles y miles de militantes y simpatizantes"- y la posibilidad de desbancar a Esperanza Aguirre de una mayoría absoluta en la que lleva instalada cómodamente dos legislaturas no tanto por sus aciertos como por las equivocaciones de algunos de los que hoy se postulan como enemigos de Tomás Gómez, y seguidores de Trinidad Jiménez. Así las cosas lo mejor que pueden hacer los mandamases del PSOE, es dejar que se pronuncien los militantes, sin presiones, sin amenazas, sin que nadie les marque las cartas, en definitiva jugando limpio que es lo que parece que no está sucediendo en estos momentos.

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