"El dolor crónico constituye una enfermedad y se considera un problema de salud pública", según experta de Valdecilla
El dolor crónico constituye una enfermedad y se considera un problema de salud pública, según la coordinadora en funciones de la Unidad del Dolor del Hospital Valdecilla, Amaia Muñoz, que atiende al año a más de 4.000 pacientes.

"El paciente ve mermada su calidad de vida, es causa frecuente de sufrimiento y discapacidad así como el mayor el mayor responsable de absentismo laboral con el consiguiente elevado coste económico", señala en una entrevista al Colegio de Médicos de Cantabria con motivo de la celebración este domingo, día 17, del Día Mundial contra el Dolor.
Según Muñoz, actualmente hay "más conciencia" por parte de los médicos y de los pacientes de que el dolor "hay que tratarlo pronto y de forma adecuada".
Explica que el dolor crónico no está adscrito a una sola especialidad. "La mayoría de los pacientes con dolor son tratados desde Atención Primaria y sólo aproximadamente un 20 por ciento necesitan ser derivados al especialista. Cuando pese a todo esto, no se resuelve el problema, estos pacientes son derivados a las unidades del dolor".
En estas unidades se intenta realizar un tratamiento intervencionista del dolor. "Esto es, ofrecemos algún tipo de infiltración o técnica que no pueden ser aplicados por otros especialistas. Podemos realizar ajustes en el tratamiento farmacológico, pero este debe ser establecido y supervisado desde Atención Primaria".
En cuanto al tratamiento, concreta que existe "un amplio abanico de posibilidades" para tratar el dolor, desde infiltraciones ecoguiadas, realizadas con escopia, rizólisis, hasta terapias a nivel del SNC, como la estimulación medular.
"La efectividad de las técnicas depende en gran medida de una buena selección del paciente. Dependiendo del tipo del dolor, de sus características se ofrece una u otra terapia. Aún así, hay ocasiones en las que pese a ello las distintas terapias fracasan", afirma.
A su juicio, la atención, el abordaje del dolor, debe realizarse no sólo desde la parte clínica sino también prestando atención al aspecto psicosocial. "El dolor crónico disminuye la calidad de vida del paciente, repercute negativamente en su salud física y emocional, afecta a su capacidad laboral y en muchos casos termina afectando en su vida personal y familiar", asegura.
Por ello, "un buen tratamiento del dolor debe incluir no solo los aspectos clínicos, debe ir acompañado de una buena comunicación empática médico-paciente, en la que se tenga en cuenta sus necesidades y sus preferencias".
En cuanto a los pacientes atendidos en Cantabria, explica que en consulta, presencial o telefónica, en la Unidad de Valdecilla son unos 90 a la semana. "Actualmente las unidades son más dinámicas que hace unos años y se intenta dar de alta al paciente cuando mejora para que siga control por su MAP o cuando fracasan los tratamientos y no podemos aportarles nada más. Es decir, solo en Valdecilla atendemos a más de 4.000 pacientes al año".
Para esta experta, la principal dificultad del tratamiento es la "gran complejidad" que representa la fisiopatología del dolor en sí mismo. "Cada vez se van conociendo de forma más precisa los mecanismos moleculares que activan la respuesta dolorosa y como regla básica en las disciplinas científicas, el mayor entendimiento nos va a permitir un mejor y más preciso abordaje terapéutico dirigido a los mecanismos que intervienen en la respuesta dolorosa".
"Sin ir más lejos, ese año han dado el premio Nobel de Medicina a los descubridores del receptor TPRV1, un termo receptor que interviene de forma decisiva en muchas de las causas de dolor crónico. Entender mejor el dolor nos permitirá realizar un tratamiento más eficaz", concluye.
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