El silencio conquista la sala de juicio del Tribunal Supremo durante la declaración del fiscal general del Estado
Los susurros, los teléfonos e incluso las risas que se han escuchado en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) durante las cinco sesiones de juicio al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se han paralizado durante la hora y media que ha durado su declaración como acusado en el juicio por una presunta revelación de secretos contra Alberto González Amador, novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
García Ortiz, acusado de haber filtrado un correo del 2 de febrero de 2024 en el que el abogado González Amador enviaba una propuesta de conformidad a la Fiscalía de delitos económicos, ha dejado su toga junto a su defensa, donde se ha mantenido en las anteriores sesiones, antes de dirigirse al lugar donde tenía que prestar declaración, en el centro de la sala.
Así, frente a los siete magistrados que conforman el tribunal y bajo un imponente fresco con la palabra `IUSTITIA`, el fiscal general ha justificado su rechazo a contestar a las acusaciones, especialmente a la acusación ejercida por González Amador, por "desleal". Una decisión que escuchaba atentamente el público que ha llenado la tribuna reservada para este fin.
Han asistido a la declaración algunas personas que han testificado en este juicio, como Diego Villafañe, hombre de confianza de García Ortiz y `número dos` de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General, o Pilar Rodríguez, jefa de la Fiscalía Provincial de Madrid, que también estuvieron imputados pero finalmente fueron exonerados porque el Supremo determinó que solo cumplieron órdenes de su superior. Todos miraban atentamente al estrado desde el que García Ortiz declaraba.
No obstante, la acusación particular a cargo del abogado Gabriel Rodríguez Ramos ha estado revisando sus notas y el ordenador mientras el fiscal general respondía al abogado del Estado José Ignacio Ocio, que le defiende. Ocio hacía preguntas cortas y poco concretas, permitiendo a García Ortiz contar íntegramente su versión de lo ocurrido entre el 7 y el 15 de marzo de 2024, marco temporal clave de la presunta filtración.
Esto le ha permitido defender su inocencia, desglosando punto por punto --"hitos" como lo ha llamado-- lo ocurrido la noche de ese 13 de marzo, cuando supuestamente se produjo la filtración del correo electrónico.
De este modo, ha sostenido que no mantuvo "ninguna conversación" con el periodista de la Cadena SER que publicó contenido literal del `mail`; que "no escuchó" que la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, le preguntara si había filtrado él o que el borrado de sus dispositivos responde a una práctica "sistemática" por cuestiones de ciberseguridad.
García Ortiz, el primer fiscal general del Estado en situarse en el banquillo de los acusados, ha hablado en dos ocasiones sin ser preguntado por ninguna de las partes. La primera, al inicio, cuando el presidente del tribunal le ha consultado si iba a responder a la acusación.
La segunda vez ha sido al final, después de que Ocio manifestara que no tenía más preguntas. El fiscal general ha pedido la venia al tribunal y ha vuelto a defender su inocencia. Se ha servido de las palabras que le había dicho una persona que no conocía antes de entrar en la sala: "La verdad no se filtra, la verdad se defiende".
TRES ASIENTOS, RISAS DEL PÚBLICO Y LA RÉPLICA A LA UCO DESDE EL ESTRADO
A primera hora de la mañana, los asistentes han podido ver que, por primera vez en cinco días de juicio, la tarima donde se encuentra el tribunal y las partes había cambiado.
Junto al asiento de caoba pura en el que han venido declarando todos los testigos, estaban dispuestas otras dos sillas --menos ostentosas-- para albergar al teniente coronel Antonio Balas, cabeza de esta investigación en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, y a otros dos agentes de este cuerpo, que han declarado a la vez. Una imagen inédita en el juicio.
Los tres agentes han ratificado los informes que redactaron sobre la entrada y registro de los despachos de García Ortiz y de Pilar Rodríguez, así como las conclusiones que sacaron de su investigación. De este modo, han apuntado directamente al jefe del Ministerio Público como la persona que contaba con el "dominio" de lo que ocurría en la Fiscalía y, por ende, como filtrador.
Con esta tesis, los guardias civiles han ido respondiendo a las preguntas de la acusación y de la defensa, ante un fiscal general muy serio, que en ocasiones se tapaba parte de la cara con sus manos y negaba con la cabeza.
El fiscal general ha llegado a manifestar "yo no dije eso", a micrófono cerrado, cuando uno de los agentes ha declarado que, durante el registro de su despacho, afirmó que había destruido el teléfono anterior.
Ante esto, García Ortiz, con visible indignación, se ha dirigido a la abogada del Estado Consuelo Castro, que también le representa en este juicio y que estaba en su turno de preguntas. Castro, entonces, ha repreguntado al guardia civil si dicha afirmación constaba en acta, algo que el uniformado ha negado.
Ese ha sido el comienzo de un agitado interrogatorio en el que la abogada del Estado ha señalado las "inferencias" que realizaron los agentes en sus informes. En uno de ellos, la UCO afirmó el papel "preeminente" del fiscal general en la supuesta filtración del correo del 2 de febrero. Señalando lo que consideraba una interpretación "muy creativa", Castro ha preguntado si investigaron a las "600 personas" que tuvieron conocimiento del contenido del `mail`.
"Nosotros no hacemos investigaciones prospectivas", ha expuesto el teniente coronel Balas, desatando una sonora carcajada entre el público. "Sobre lo que tenemos más indicios es sobre esta persona", ha añadido, refiriéndose a García Ortiz.
Los asistentes también se han reído después de que la defensa pidiera proyectar en la pantalla una conversación de WhatsApp entre Rodríguez y Villafañe, en la que este le deseaba ánimos por un tratamiento con láser que tenía que hacerse la fiscal en los ojos.
"Ánimo y cuídate mucho que te necesitamos a tope!!!!", contestó el fiscal, una respuesta que la UCO achacó en su informe a un comentario sobre la progresión laboral de la jefa de la Fiscalía Provincial de Madrid.
Castro le ha preguntado entonces a los uniformados si consideran "que están hablando de planes profesionales" de Rodríguez, a lo que el teniente coronel ha contestado: "Sí, claro que sí. No hemos puesto lo otro por motivos de seguridad". Un momento que ha vuelto a desatar las risas de los asistentes.
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