El largo calvario hacia el Alzheimer
Cuando hace meses Pedro Simón, escritor y periodista del diario El Mundo, me llamó para que le contara mi experiencia acerca del Alzheimer, sentí una punzada en el corazón. Cualquiera que haya vivido con una persona que sufre o ha sufrido esta enfermedad, sabe que lo más duro siempre está por llegar.

De manera que desempolvé viejos recuerdos, antiguas cicatrices y le conté mis tardes con Carmen Conde -primera mujer Académica de la Lengua, magnifica escritora y poetisa, y casi una madre para mí-, cuando iba a visitarla a una residencia situada en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde hubo que ingresarla porque el Alzheimer había hecho acto de presencia en su vida, llenando su cerebro de espesas brumas, que le impedían recordar quién era, qué hacía, cómo debía comer o masticar, cualquier cosa, por insignificante que fuera, que estuviera relacionada con su presente o su pasado, con sus vivencias más íntimas, con sus risas, sus afectos, sus amores o desengaños.
Viéndola, allí sentada, en medio de gente que estaban tan mal como ella o peor, yo tenía la triste sensación de que un sunami de grandes proporciones había arrasado con todo lo que pudiera provocarle algún tipo de sentimiento.
Con los recuerdos y las vivencias de otros familiares y amigos de enfermos de Alzheimer, Pedro ha escrito un libro que aconsejo leer a todas aquellas personas que estén interesadas en el desarrollo y la evolución de una enfermedad que Ángel Antonio Herrera define en muy pocas palabras: "Lo que trae el Alzheimer es un ralentí de angustia, una cuesta de vértigos, un menú de miedos...".
Historias todas que llegan al corazón, como la de Pasqual Maragall, cuando cuenta al autor los trucos de los que se vale para retrasar en lo posible su paso al olvido, o para que la vuelta a su casa no se convierta en un calvario. Trucos que pueden ser una lección de vida para esos 800.000 españoles que como él sufren una enfermedad que hoy por hoy no tiene cura. Que si algo puede aliviarles es el afecto, el cariño, la entrega de sus seres queridos.
Si tuviera que destacar algo concreto que me haya impactado de las muchas conversaciones que contiene el libro "Memorias del alzheimer" y que el autor ha mantenido con los hijos, las mujeres y los familiares de doce personajes, algunos tan conocidos como Adolfo Suárez, Solé Turá, Antonio Mercero, Fuentes Quintana o Mary Carrillo, es cuando escuchan por primera vez las palabras malditas: "No sé quién soy" "No sé cómo me llamo". Palabras que no olvidarán porque marcan la raya roja de una aventura que transformará su vida para siempre.
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